domingo, 26 de julio de 2009

Teléfonos de Emergencia

Teléfonos de Emergencia

Teléfonos de Emergencia


Son más efectivos que el 911.


Cuando te sientes…. Llama:


Triste ........ Juan 14
Pecador o que haz pecado.... Salmo 51
En peligro inminente................Salmo 91
Que la gente te ha fallado.........Salmo 27
Que Dios esta lejos de ti............Salmo 139
Necesidad de estimular tu fe...... Hebreos 11
Solo y temeroso.................... Salmo 23
Preocupado........................ Mateo 8:19–34
Herido y criticado...........1 Corintios 13
Con dudas de la cristiandad .... 2 Corintios 5:15-18
Fuera de lugar................Romanos 8:31-39
Necesitado de paz ......... Mateo 11:25-30
A Dios más pequeño que el mundo.... Salmo 90
La necesidad de Cristo como tu seguro... Romanos 8:1-30
Si sales de viaje ......... Salmo 121
La falta de valor para realizar una tarea ...Josué 1
Deprimido................... Salmo 27
Tus cuentas bancarias en ceros....Salmo 37
Perdida tu fe en la humanidad...... 2 Corintios 13
Que las personas no son amigables.... Juan 15: 12-27
Perdida tu esperanza....................Salmo 126
Que no hay justicia.....................Salmo 19
Sin frutos en tu vida................. Juan 15
Necesitado del secreto de la felicidad.......Colosenses 3:12-17
Con una gran oportunidad o haz descubierto algo.... Isaías 55
Sin saber como actuar.................. Romanos 12
Que tu salario es bajo..... Mateo 20: 1-16

OTROS NUMEROS


Para enfrentar el miedo............ Salmo 3
Para seguridad.................. Salmo 121:3
Para certidumbre........... Marcos 8:35-36
Para reafirmarte............... Salmo 145:18

Todos estos números son directos

No se requiere asistencia de la Operadora

Todas las líneas están disponibles las 24 horas del día.


Cuando crees que todo ha fallado, solamente dile a tu Padre:

Padre Mio que estas en los cielos, tu eres grande y maravilloso, tu eres magnifico y El Rey del Universo solo quiero decirte que confio en Ti y en nadie mas haz tu voluntad en mi y perdona mis fallas y ayudame a entenderlas para no cometerlas mas, Gracias mi señor.


ALIMENTA TU FE Y LA DUDA MORIRA DE HAMBRE!

jueves, 23 de julio de 2009

EL AMOR Y EL PERDÓN

.EL AMOR Y EL PERDÓN

Dice Jesús: “Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os maltraten y vuestra recompensa será grande y seréis hijos del Altísimo, porque Él es bueno con los ingratos y los perversos” (Lc 6, 27-35).

“Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos”

(Jn 15, 12-13).

El mandamiento del amor es uno de los mayores dones que nos da Jesús, es como si nos dijera: “os doy mi corazón y mi espíritu para que podáis amaros los unos a los otros como yo os he amado, con el mismo amor, el mismo espíritu y los mismos frutos”. Es algo que realmente puede cambiar nuestra vida y nuestra sociedad.

Cuando Dios da una orden no toma en cuenta nuestra habilidad, sino la suya y es que la ejecución de sus órdenes no depende de nuestra fuerza, sino de la suya. De ahí que Dios nos mande lo casi humanamente imposible, como “amar generosamente a los que menos se lo merecen, hacer el bien a los que nunca responden, devolver bien por mal…etc.” y es que los mandamientos de Dios son gracia y garantía de asistencia divina y cuando los aceptamos con fe y humildad, Dios nos reviste de su fuerza para que podamos realizar algo muy superior a la nuestra. Cuanto más imposible sea para el hombre realizar lo que Dios nos pide, tanto mayor la gracia que nos ofrece.

Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: “Señor ¿Cuántas veces tengo qué perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces? Dícele Jesús: No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete”

(Mt 18, 21-22).

Jesús no ha venido a enseñarnos matemáticas para que vayamos por la vida contando números, sino que ha venido a establecer el Reino de los Cielos y a enseñarnos a vivir según la ley del Reino, la ley del amor y el perdón.

Cuando Jesús nos ordena perdonar setenta veces siete, es decir, siempre, nos está diciendo: “Yo os ayudaré a perdonar sin reservas, sin resentimientos, sin recuerdos amargos, igual como yo perdono”. Si aceptamos su mandamiento y lo cumplimos con su gracia, conoceremos la victoria del bien sobre el mal y nos liberaremos de nuestro propio orgullo y egoísmo volviéndonos sencillos y humildes.

El amor se apoya en la fe. Un amor a toda prueba y un perdón incondicional, necesitan una fe viva que va más allá de apariencias humanas y descubre la increíble dignidad de todo ser humano. Con nuestro perdón generoso y nuestro amor perseverante, la gracia de Dios podrá hacer milagros, tanto a nosotros por nuestro amor y perdón, como en su momento a la persona que hemos perdonado incondicionalmente. Si llegáramos a encontrarnos en una situación en la que necesitáramos la ayuda de Dios para salir de ella, lo primero que debemos hacer, es perdonar a los que nos han creado esta situación.

Jesús nos enseñó a orar con la oración del Padre nuestro y en ella hallamos estas palabras:”Danos hoy nuestro pan de cada día…”. El perdón sincero e incondicional, es el pan amargo de cada día que nos da fuerza para superar la tentación y vencer el mal en nuestra vida, ya que el rencor, la venganza y sus secuelas nos da como resultado el sentimiento de culpabilidad, tristeza, temores, angustias, nerviosismo… Gracias a ese pan del amor y el perdón, podemos vivir en comunión constante con Dios y nuestros hermanos, podemos vivir en paz con el mundo que nos rodea, libres de muchas tensiones que ponen en peligro nuestra salud.

“Hombre que a hombre guarda ira, ¿cómo del Señor espera curación?”

(Si 28, 3).

Las personas que no son capaces de perdonar seguramente que no han caído en la cuenta de que el rezo del Padre nuestro es signo de condenación para ellas, ya que seguramente no son conscientes del significado que tienen las palabras: “perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos ofenden…”. Estamos pidiendo al Padre que nos perdone igual que nosotros perdonamos, pero si nosotros no perdonamos Dios tampoco nos perdona.

“Que si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas” (Mt 6, 14-15).

Por tanto, debemos tener muy en cuenta lo importante y necesario que es el perdonar cualquier ofensa de cualquier persona si queremos que Dios nos perdone, sin olvidar nunca que por naturaleza somos pecadores.

Dice el Maestro: “Tened fe en Dios. Yo os aseguro que quien diga a este monte, quítate y arrójate al mar y no vacile en su corazón, sino que crea que va a suceder lo que dice, lo obtendrá” (Mc 11, 22-23).

Ello no quiere decir que si mandamos con toda fe a una montaña arrojarse al mar lo haga, Dios creo esas montañas majestuosas, que

sigan donde deben estar. Pero hay otras montañas que Dios no creó y que están donde no deben, en nuestro corazón, en nuestra familia, en la sociedad, en nuestras parroquias… y son problemas creados por el hombre pero sin solución del hombre. De esas montañas habla Jesús, pero si recurrimos a Dios en oración salida del corazón, con fe, con esa fe que no vacila, veremos desaparecer muchas de estas montañas, veremos milagros, pero para que ello suceda Jesús exige tres condiciones: FE INQUEBRANTABLE, AMOR SIN LÍMITES, PERDÓN INCONDICIONAL.

“Por eso os digo, todo cuanto pidáis en oración, creed que ya lo habéis recibido y lo obtendréis. Y cuando os pongáis a orar, perdonad si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre os perdone vuestras ofensas”

(Mc 11, 24-26).

Jesús exige fe y confianza en Dios a toda prueba, amor total a nuestros hermanos y perdón universal e incondicional perdonando cualquier cosa que tengamos contra cualquier persona. Su ley no admite excepción. Si la fe, el amor y el perdón van de la mano, se apoyan mutuamente, se mantienen las tres firmes, realizan milagros, pero si se tambalean, no hay milagros.

A veces hay personas que dicen: “yo quiero perdonar, pero no puedo”, o bien: “yo le perdono, pero cada vez que le veo me hierve la sangre”. Es un buen comienzo pues el perdón verdadero empieza con una decisión libre o deseo de voluntad, QUIERO PERDONAR.

Si vemos que no podemos es porque nuestros sentimientos están muy heridos y protestan, o porque nuestro corazón está rodeado de mecanismos de defensa, en cualquier caso necesitamos sanación de recuerdos. Para ello debemos acercarnos al Médico Divino o a uno de sus instrumentos, explicar nuestro caso y orar por la sanación. El mismo Dios que nos llama a perdonar nos ayudará ha hacerlo de veras si nosotros lo deseamos de veras, el Señor espera nuestra libre decisión, el deseo de perdonar y Él hace todo lo demás o nos ayuda ha hacerlo.

Visualicemos a Jesús clavado en la cruz, con los ojos mirando al cielo y escuchemos sus palabras:”Padre, perdónales porque no saben lo que hacen”. Jesús perdona y pide al Padre que perdone a los que lo han crucificado, a los que han cometido el crimen más grande de la historia de la humanidad, Jesús perdona y pide al Padre que perdone a los que injustamente lo han maltratado, insultado, calumniado, azotado, negado, abandonado, sentenciado… En cuantas ocasiones durante nuestra vida hemos hecho y hacemos nosotros lo mismo con Jesús. Pensemos y reflexionemos en ello y comprobaremos, tal vez con asombro, la cantidad de veces que nos hemos transformado en verdugos de Jesús

¿No seremos capaces de perdonar cualquier ofensa, que por muy grande que nos parezca, jamás podrá compararse por lo que tuvo que pasar Jesús?

Junto a la cruz, visualicemos también a la persona o personas que nos han herido, visualicemos también a la Virgen María y junto con ella pidamos a Jesús que nos de su corazón y sus entrañas de misericordia. Pidámosle que por el poder de sus heridas sane las nuestras y las de esas personas y démosle gracias por hacerlo. Pidamos a María que nos defienda de toda tentación y sobre todo del espíritu de odio, rencor, venganza y autocompasión. Pidámosle la gracia y humildad necesarias para buscar y hallar la reconciliación.

Todos hemos sido ofendidos en algún momento de nuestra vida con algo que realmente nos ha enojado de verdad y como seres humanos que somos, nos hemos ido por el lado más fácil para suprimir este enojo y lo hemos escondido en nuestro subconsciente en lugar de enfrentarnos a él, por lo cual no hemos perdonado a quien nos ha ofendido y con el paso de los años vamos acumulando más y más hasta que llega un día que comienza a fermentar y nuestro carácter se vuelve agrio, por nada nos enojamos y todo por no haber perdonado. Pero si todos estos sentimientos ocultos los hacemos salir al exterior podremos combatirlos con el amor y el perdón y vernos totalmente liberados.


martes, 21 de julio de 2009

Santiago de Compostela Galicia

Santiago Apostol (Patron de España)



«Todos somos romeros que caminos andamos» El cristianismo ha sido pródigo en peregrinaciones a lo largo de su historia. Ha cultivado una forma de religiosidad espontánea y popular que ha puesto en marcha a los creyentes para moverse de un lado a otro en un clima de peregrinación. Me atrevo a decir que la mayoría de las celebraciones patronales en el mundo rural de nuestro país incluye siempre, como mínimo, una pequeña peregrinación, un traslado en procesión de la imagen venerada desde la ermita hasta la iglesia parroquial. Puede decirse que la primera peregrinación del cristianismo es la que hicieron los magos de oriente. Es la historia de unos hombres, dedicados probablemente a la astrología, que descubrieron una estrella en el cielo y se pusieron en camino. Es un espléndido símbolo de la búsqueda de sentido que anida en el corazón del ser humano. Porque hay siempre momentos en que necesitamos algo más que explique el sentido de nuestra vida que los cofres en que almacenamos los bienes materiales y buscamos una estrella que marque un rumbo y dé densidad a nuestra existencia.

Diez siglos más tarde arranca uno de los movimientos más sorprendentes de la historia humana. En los ss. Xl a XIV los caminos de Europa se comienzan a llenar de iglesias, ermitas, hospitales, puentes, por los que circulan millones de hombres que se ponen en camino hacia el extremo más occidental del mundo entonces conocido: hacia el Finisterre -el fin de la tierra-, donde se abría el mare ignotum, un mar proceloso y desconocido que no se sabía dónde acababa y hacia dónde conducía.

Todavía no había nacido nuestra lengua castellana. Será sólo en el siglo Xlll cuando un clérigo llamado Gonzalo redactó en verso una serie de milagros obrados por Santa María. Lo hizo desde su monasterio de San Millán de la Cogolla, en un claro cerca del pueblo de Berceo en la Rioja, un territorio disputado por Castilla y Navarra.

Sus versos iban dirigidos a aquellos que hacían el camino que conducía desde los Pirineos al gran santuario de Santiago de Compostela: "Yo maestro Gonçalvo de Verceo nomnado/ yendo en romería caecí en un prado,/ verde e bien sencido, de flores bien poblado,/ logar cobdidiabduero pora omne cansado". Y más tarde añade: "Todos quantos vevimos qe en piedes estamos, siquiere en presón o en lecho yagamos,/ todos somos romeos qe camino andamos;/ San Peidro lo diz esto, por él vos lo probamos». Gonzalo habla a esa proporción no despreciable de la población de Europa central y occidental que, desde el s. Xl hasta el XV, peregrinó a Compostela. Porque, siguiendo lo que dijo Gonzalo de Berceo: «Todos somos romeos qe camino andamos».

La historia medieval de Santiago arranca del año 813. Un monje o eremita, Pelayo convence al obispo de Iria Flavia, Teodomiro, para que examine el lugar conocido como "Arca marmorica". El rey Alfonso II acude a ese lugar y aclama a Santiago como patrono del reino y transmite la noticia del suceso a todo el mundo cristiano. Se crea el primer santuario y comienzan las peregrinaciones.

En 997, Almanzor destruye la ciudad y el santuario, pero el santo obispo Pedro de Mezonzo (el autor de la Salve regina, en el cercano monasterio de Sobrado dos Monxes) huye a tiempo salvando las reliquias. Se reconstruye el templo y arranca el esplendor de Santiago, en el que jugará un papel fundamental otro obispo, Diego Gelmírez, que pone las semillas de la futura Universidad hacia el año 1100, dando paso al mayor esplendor de Santiago en los siglos XII y Xlll.

PEREGRINOS/Santiago: Para conocer las peregrinaciones, los eruditos acuden al Liber sancti lacobi, una famosa compilación medieval que explica lo que se exige al peregrino, qué era lo que tenía que hacer para beneficiarse de su peregrinación, una especie de primera guía turística. En el libro primero dice: «El camino de Santiago es bueno pero estrecho, tan estrecho como el camino de la salvación. Ese camino es el repudio del vicio, la mortificación de la carne y el incremento de la virtud... El peregrino no puede llevar consigo ningún dinero, excepto, tal vez para distribuirlo entre los pobres a lo largo del camino. Aquellos que vendan sus propiedades antes de partir, deben dar a los pobres hasta la última moneda. En el pasado los fieles tenían un solo corazón y una sola alma, y conservaban toda su propiedad en común, sin poseer nada propio: de la misma manera, los peregrinos de hoy deben tener todo en común y viajar juntos con un solo corazón y una sola alma. Los bienes compartidos valen mucho más que los que son propiedad de los individuos. Santiago era un vagabundo sin dinero y sin zapatos y, sin embargo, subió a los cielos apenas murió; ¿qué les ocurrirá a aquellos que se dirigen con toda su opulencia hacia su santuario, rodeados por todas las muestras de la riqueza?».

Evidentemente, no todo fue tan altruista en la peregrinación a Santiago: en ellas se fundieron otros muchos factores: el espíritu de aventura, ahora que tocaban a fin las cruzadas, el deseo de expiar los pecados, los milagros maravillosos atribuidos a la intercesión del Apóstol... Pero nadie discute que el camino de Santiago fue extraordinariamente importante en el surgimiento de la conciencia de Europa; que en él se entrecruzaron, en su búsqueda última de Dios, generaciones y generaciones de creyentes, procedentes de los reinos cristianos europeos. Allí comenzó a renacer el espíritu de una Europa que fracasaba en los intentos políticos pero que se hacía realidad desde la base, desde las personas de todas las clases y naciones que se hermanaban en el camino común hacia la tumba del Apóstol.

Santiago está asociado a muchos símbolos: desde la cruz de Santiago hasta los pins, hoy de moda. Sin duda, los más sencillos, los que, sin duda, surgieron de la base, son el bordón, la vieira y la calabaza.

El bordón es símbolo de la dureza de la vida, que experimentaba el hombre medieval y que, hoy también, de forma distinta, seguimos experimentando. La vida sigue siendo un camino, una peregrinación, un valle de lágrimas, aunque también de gozo y «romería», como rezaba aquel santo monje de Sobrado. Y aquí estamos hoy también nosotros pidiendo al Señor que nos ayude en nuestro caminar; que él sea nuestro compañero de camino, como en aquel delicioso pasaje evangélico de Emaús.

La vieira, esa concha sencilla y amplia, es un símbolo del misterio del mar. Hoy sabemos lo que hay detrás de ese mare ignotum, pero hay un mar desconocido que llevamos dentro de cada uno de nosotros y que no sabemos explicar. Porque la condición humana, lo que somos cada uno de nosotros, es un misterio inextricable, abierto a unas últimas preguntas, a un abismo interior que nos desborda y nos trasciende. Y donde podemos encontrar, como los peregrinos medievales, a ese Dios más íntimo que nuestra mayor intimidad, escondido como entre las valvas de la vieira.

Y, finalmente, ese símbolo casero y popular de la calabaza, con un agua que refresca, un alivio que copartían los peregrinos del medievo y que es un símbolo de hermandad, de solidaridad, entre los que compartimos los caminos de la vida, en ese clima fraterno del que hablaba el Liber sancti lacobi.

Los magos de oriente buscaban una estrella; fue también el embrujo de las estrellas sobre un campo -Compostela, «campo de estrellas»- el que llamó la atención de aquel eremita Pelayo. Según la tradición, cuando el apóstol Santiago fue degollado por Herodes, sus discípulos transportaron sus restos en una embarcación hasta Iria Flavia en Galicia. Allí pidieron ayuda a una matrona romana, Lupa, que les prestó un carro tirado por toros para que le llevasen hasta el lugar en que quisieran los animales. Donde estos se detuvieron, fue sepultado Santiago.

Ese sepulcro fue una estrella de fe y solidaridad para millones de cristianos del medievo; ojalá lo sea también para los que buscamos hoy también estrellas y las raíces de nuestra fe. Porque como dijo Gonzalo de Berceo: "Todos somos romeos qe camino andamos". Y, hoy, alegres, muchos siglos más tarde, como romeros a Santiago caminamos.

domingo, 12 de julio de 2009

El testimonio acerca del Hijo de Dios
6 La venida de Jesucristo quedó señalada con agua y sangre;d no solo con agua, sino con agua y sangre. El Espíritu mismo es testigo de esto, y el Espíritu es la verdad. 7 Tres son los testigos:e 8 el Espíritu, el agua y la sangre;f y los tres concuerdan. 9 Aceptamos el testimonio de los hombres, pero el testimonio de Dios es de mucho más valor, porque consiste en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo. 10 El que cree en el Hijo de Dios lleva este testimonio en su propio corazón; el que no cree en Dios le deja por mentiroso,g porque no cree en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo. 11 Este testimonio es que Dios nos ha dado vida eterna y que esta vida está en su Hijo.h 12 El que tiene al Hijo de Dios tiene también la vida, pero el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.

1 Juan 5,6-12

sábado, 11 de julio de 2009




BIENVENIDO ESPÍRITU

Bienvenido, Espíritu. ¡Eres tú!
Pasa, no te quedes a la puerta.
Pasa hasta la sala de estar.
Toma asiento, vamos, con toda confianza.

No sabía si vendrías.
Lo esperaba, bueno, lo deseaba,
pero dudaba:
pensaba si serías sólo para los importantes,
los sabios, los santos, los perfectos...

Veo que vienes a todas las casas, las grandes y las pequeñas.
Tenía esperanza,
pero a veces me asaltaba la duda.
¿Vendrá también a mi casa,
tan pobre,
tan pequeña?
No sabes cuánto me alegro.

Has venido, ya estás aquí.
No eres un lujo
ni un regalo caro.
Has venido y estamos aquí juntos.
¡Casi no me lo puedo creer!
Me emociona que estés aquí,
los dos juntos, mano a mano.
Te enseñaré mi casa, ¿quieres?
Está un poco abandonada, ya lo ves.
Quiero renovarla, de arriba a abajo.
Contigo lo haré perfectamente.
¿Para cuánto tiempo vienes?
¡Ojalá te quedes mucho rato!
Tenemos tanto que hablar
Puedes quedarte todo el día,
y mañana,
y pasado mañana,
¡Ojalá no te vayas nunca!
¡Ojalá no te eche nunca!
No te vayas aunque te eche, te lo suplico.
Dicen que Tú haces profetas.
No sé bien lo que puede ser eso, pero lo intuyo.
Hombres que nunca están quietos.
Mujeres que rompen moldes
y no repiten la historia.
Siempre andando en busca de lo nuevo
más allá de los senderos trillados.
Dejarlo todo,
superarlo todo,
darlo todo
Y abrir caminos.
Estoy un poco lejos de esas maravillas
con esta casa tan abandonada.
Pero si Tú has venido
pensarás que ha llegado el momento.
Me gustaría.
De verdad que me gustaría, ¡te lo juro


jueves, 9 de julio de 2009

ANGELES DE DIOS

PADRE JONY "LAS TRIBUS" (JERUSALEM)

pescador de hombres-padre Jony

COMTEPLAR EL EVANGELIO DE HOY




Evangelio del día
--- Recibe el Evangelio en tu e-mail cada día

paz en medio de la tormenta

La tempestad apaciguada
23 Jesús subió a la barca, y sus discípulos le acompañaron. 24 De pronto se desató sobre el lago una tempestad tan fuerte que las olas cubrían la barca. Pero Jesús se había dormido. 25 Sus discípulos fueron a despertarle, diciendo:
–¡Señor, sálvanos! ¡Nos estamos hundiendo!
26 Él les contestó:
–¿Por qué tanto miedo? ¡Qué poca es vuestra fe!
Dicho esto se levantó, dio una orden al viento y al mar, y todo quedó completamente en calma. 27 Ellos, asombrados, se preguntaban:
–¿Quién es este, que hasta los vientos y el mar le obedecen?

miércoles, 8 de julio de 2009

TECOLOTITOS

BIENVENIDOS A ESTE RINCOCITO DEL SEÑOR

LOS TECOLOTITOS SOMOS UN GRUPO DE ORACION
DE LA RENOVACION CARISMATICO CATOLICA
INTERNACIONAL